Black

Acabo de fumarme un cigarro sentada, casi acostada en mi ventana, mirando hacia afuera. La luz le daba a los árboles... los niños jugaban tan tranquilos, los pajaritos estaban cantando sus canciones... la gente caminaba sin notar el inevitable y desgastante paso del tiempo por sus cuerpos, sumidos en su propio mundo, con sus propias preocupaciones. Las madres atentas vigilaban a sus hijos. Antonio se paseaba de allá para acá con su carretilla llena de flores y aromas. El olor de las plantas de abajo subía perezosamente hasta mi nariz, llenándome de distintos recuerdos. Estaba escuchando Black, de un concierto hecho no sé en que lugar del mundo el quince de septiembre del año 2005. Eddie Vedder le daba al público su voz. Las guitarras, la bateria y el bajo sonaban perfectos. El público respondía con más de veinte mil cuerdas vocales como si fueran una sola voz. Las ventanas de mis vecinos estaban abiertas al viento tibio. Mi cigarro se consumía lentamente mientras yo solamente existía. No sé cómo ni porqué, pero me sentí en paz. En paz con mis problemas, en paz con españa, en paz con chile. En paz con mi conciencia y con mi futuro. Desconecté toda sombra de ansiedad y me limité a ser. La canción seguía... I know someday you'll have a beautiful life, I know you'll be the sun... y el solo espectacular de Mike. Después de ese éxtasis, después de la explosión, después de la tormenta... la calma. Sólo el Si Do Re Do Si Do Si característico de una de mis canciones favoritas se podía escuchar en mi balcón. Y las miles de personas coreándolos. Light your candles, let us see you...
... We belong... we belong... we belong.. toghether... toghether.. toghether... el cigarro casi se acababa... el último acorde.... y el cigarro se apagó.